jueves, 4 de febrero de 2010

La pelota está en mi tejado.

La pelota está en mi tejado,
y no me apetece rimar.
La escala, verde aquí a mi lado,
me quedaré con la mar.

La electrotécnia fluye
el sintetizador reclama,
la lúgubre posada huye
y este verso en mi cama.

Sois carroña onírica,
el rubí en el diamante,
conformáis la teórica plástica
la bestia muge sangre mate.

Referencias plasmadas
con gotas de hemorragia,
almas sordas, encantadas,
magia.

lunes, 25 de enero de 2010

Tengo una pregunta para usted.


El pasado 3 de diciembre visitó Zaragoza el vocalista de Marea, Kutxi Romero, con motivo de las jornadas de poesía de la Facultad de Letras. Lo acompañó el poeta riojano Enrique Cabezón.

Más que los escritos del cantante, que gustarán o no en función de las preferencias de cada cual (a shu mendas no le disgustaron, o al menos le disgustaron en menor medida que a su eminencia Skarlangas), me interesaron algunas perlas que salieron de la boca del señor Romero. Ejemplo: mencionó varias veces su aversión hacia la vida y el género humano (incluyéndose a sí mismo dentro del paquete… uff!) con frases del estilo “no me extrañaría acabar siendo uno de ésos que se suben a una azotea con una metralleta y se cargan a todos los que pasen por delante”. A pesar de todo, reconoció haber tenido siempre mucha suerte, y admitió que hacía en cada momento lo que le salía de las bowlings (mediando, claro está, todo el pastizal recogido durante su exitosa carrera musical). Desde luego, se agradece tanta sinceridad.

No tengo nada en contra de Kutxi, y de hecho me resultó bastante simpático, pero me quedé con ganas de hacerle un par de preguntas. Por ejemplo: ¿cómo admites, sin tapujos, que puedes (no que te gustaría, sino que puedes) hacer y has hecho con tu vida lo que te ha dado la ilustrísima gana para luego exhibirte cabreado con esa misma vida que, reconoces, has podido manejar? Bien, no será la primera vez que alguien que parece tenerlo todo (al menos a ojos de los demás) está absolutamente insatisfecho… pero no es tan habitual que los "Kanes" sean conscientes de su suerte, y Kutxi sí que lo parecía. Y, por qué no, otra pregunta, Kutxi: ¿para qué traer un hijo a un mundo tan sumamente horrible? A lo mejor, no lo sé, no se te ha ocurrido pensar que tu hijo bien podría ser alguna de esas personas que pasan por delante de tu azotea.

En fin Serafín, que me gustaría saber si Kutxi se esconde tras una pose tan descomunal como la sandalia del César. Y es que el bueno de Enrique Cabezón, que no comparte el honor de vivir de lo que escribe y canta, no parecía del todo descontento.



Nicómaco

sábado, 28 de noviembre de 2009

Actualiza: Skarlangas

West Coast

Subió en su monopatín. Atardecía. ¿El cielo? Naranja. Se sintió muy americano. Escuchó "The Stranglers" a través de sus cascos, conectados a su vez a su nuevo teléfono móvil. Cada vez más rápido. A su lado, la costa. Costa Oeste. California, o algo así, no sé muy bien. Demasiada luz roja, habría preferido que fuese más de noche.
Se creía un filósofo en potencia. Compraba muy a menudo tabaco picado. Pensaba que liaba demasiado bien los cigarros. También solía comprar guitarras eléctricas. Nadie sabía el porqué, pues no tenía ni idea de música. Le gustaba su vida. Bueno, a decir verdad, nunca se había detenido a pensar si su vida le satisfacía. Supuso que sí. Asintió. Un alto en el camino. De nuevo, vuelta al sonido monótono de la fricción ruedas-baldosas. Su mente recreó voces con eco. El atolondrado adolescente se llamaba Matt, o Mike, o Manolo, o Yao, qué más da. ¿Acaso tiene relevancia en la historia el nombre del maldito chaval? ¿Pero qué historia, si esto no es nada?
Le estaban mirando. Se vanaglorió. Cerró los ojos. Sus párpados cayeron lentamente y se posaron en sus marcadas ojeras. Escuchaba un incesante ruido, algo parecido a un estridente chirrido continuo. La brisa castigó su cabello, oculto bajo una exagerada gorra blanca. No le apetecía abrir los ojos. ¿Para qué?
Se dejó llevar.
Llegó a los raíles y su tontería finalizó con una mezcla de metal oxidado y humo, mucho humo.
Se dejó morir.

domingo, 26 de julio de 2009

1ª entrada del blog.

Debería presentarme. Quédense con la copla de que me llamo Skarlangas (uh, que blogger que soy poniendome un nick original) y de que tengo el placer de compartir este blog con el genial, el brillante, el aeronáutico (yo también te quiero) Nicómaco. Simplemente comentar que somos dos buenos amigos, algo aburridos quizá, que desean compartir opiniones con vosotros, queridos lectores.

Sin más preámbulos, termino la presentación. Corta, lo sé, pero ya sabéis: "Lo bueno, si breTe, nos veces bueno". Sí, he puesto brete en vez de breve, muy observadores.

Os quiero.
Skarlangas.

sábado, 18 de julio de 2009

¡Cilyndrix tiene un blog!

Skarlangas, aunque no puedas creértelo, Cilyndrix existe... ¡y tiene blog!
Con una exitosa carrera gladiadorística a sus espaldas, y tras la aplastante derrota contra Astérix, el Germano decidió dedicarse de lleno al mundo de las bitácoras virtuales.